¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?

Parece que la respuesta es obvia pero si nos detenemos un instante veremos que no lo es tanto. Trabajamos para vivir. Sin embargo, si analizamos bien nuestras rutinas, puede que nuestra realidad no se ajuste a nuestro ideal tanto como nos gustaría.

Desde hace unos años la conciliación familiar ha estado en el punto de mira y ha despertado un cada vez más creciente interés. En el mundo laboral es casi una obligación hablar de ello y apoyarlo: por supuesto que toda persona merece disfrutar de una vida privada saludable. Pero a la práctica, la historia es distinta.

Trabajamos hasta tarde, permitimos que el trabajo nos invada nuestra vida privada, no desconectamos del trabajo o directamente nos lo llevamos a casa. Hacerlo una vez es aceptable. Dos, también. Incluso puede que podamos hacerlo durante una temporada sin problema. Pero todo tiene límites, y puede que lo que hoy es una excepción, mañana termine siendo una rutina.

¿Lo peor? Corremos el riesgo de darnos cuenta demasiado tarde. Por eso os invito a pensar en vuestras rutinas. ¿Tenéis un horario fijo y no lo respetáis?, ¿os lleváis el trabajo a casa?, ¿estáis pendientes del correo fuera de vuestro horario laboral?, ¿sabéis establecer límites?

Todas y cada una de estas cuestiones son importantes. Si has contestado de manera positiva a alguna de ellas, no te preocupes: puedes hacer algo para cambiarlo. De hecho, hablaremos de ello más adelante.

Feliz Lunes,

Montse


La intención no es suficiente

Dicen que la intención es lo que cuenta y, aunque a menudo utilice esta frase hecha, no estoy de acuerdo con ella.

Si bien es cierto que tener intención de hacer algo es imprescindible, no es necesariamente suficiente para estar satisfechos, ni mucho menos para conseguir los objetivos que nos proponemos.

Pensemos en términos concretos. Pongamos que queremos aprender a ir en bici. Que tengamos la intención de hacerlo no nos da las habilidades necesarias para pedalear. Tenemos que arriesgarnos, subirnos a la bici y lanzarnos. Sólo así podremos conseguir nuestra meta. 

Y quien dice ir en bici, dice aprender un idioma, ponernos en forma, comenzar un proyecto, aspirar a un ascenso, llevar una vida más sana... Del mismo modo que si nos compramos un libro o nos descargamos una App y no los utilizamos, no aprenderemos un idioma; si nos compramos unas zapatillas deportivas o una bici y no las utilizamos, no estaremos en forma.

Debemos cuestionarnos por qué no nos ponemos realmente manos a la obra, ¿por qué lo evitamos? Quizás porque resulta más fácil no hacerlo. Quizás porque el pensar que "estamos en ello" ya nos resulta suficiente ("lo haré la próxima semana, hay tiempo", nos decimos). O quizás por miedo a poner toda la carne en el asador, y no conseguir aquello que queremos. 

De miedo hablaremos en otra entrada, pero hasta entonces os dejo reflexionando sobre las metas que tenéis en mente y qué os impide avanzar.

Feliz Miércoles,

Montse 



Caer está permitido

Nelson Mandela dijo: "Yo nunca pierdo. O gano, o aprendo". Esta cita se ha convertido en una de mis favoritas y me ha inspirado para escribir esta entrada.

Aprendemos a través de la experiencia; y también de otras muchas formas. Pero sobre todo por ensayo y error. Puede que conozcamos la teoría, que se nos advierta de las consecuencias y que las probabilidades no estén de nuestra parte. Aún y así decidimos intentarlo, porque no hay mejor forma de aprender, que mediante la experiencia.

¿Pero qué sucede cuando las cosas no van como habíamos planeado? La respuesta es simple, aunque consta de dos opciones (aunque no mutuamente excluyentes): caer o aprender.

Caer esta permitido; es lícito y no debemos temerle a la caída. Pero sin duda, es mejor aprender - y, con ello, crecer -.

Cada error, cada fracaso, cada situación en la que no obtenemos aquello que esperábamos es una nueva oportunidad para ponernos a prueba, aprender y crecer.

Por eso, cada vez que resbales o caigas, hazte la siguiente pregunta: ¿qué he aprendido? No es una pregunta fácil - es mucho más simple centrarnos en lo que "dejamos de ganar" o en lo que "hemos perdido" -.

A menudo deseamos que las cosas sean más fáciles, que la vida no sea tan complicada. Pero si fuera así, no seríamos quienes somos.

Y tú, ¿qué haces: caes o creces?

Montse



¡Hola y bienvenidos!

Hace bastante tiempo (años, más bien) que quería comenzar un blog en el que compartir mi opinión sobre distintos temas, como profesional de la Psicología. En realidad, iniciar un blog ha sido mi propósito de Año Nuevo durante varios años (no es muy buen ejemplo, soy consciente de ello). Pero ya sabéis qué dicen: más vale tarde que nunca.

Quiero compartir con vosotros reflexiones sobre por qué pensamos como pensamos; por qué sentimos lo que sentimos; por qué actuamos como actuamos. En definitiva: por qué somos como y quienes somos.

El primer paso para mejorar y convertirnos en nuestro mejor yo es el auto-conocimiento. Y es precisamente en ello en lo que me gustaría centrarme.

Espero veros pronto.

Montse